Aprender algo nuevo cada… ¿año?

El pasado 11 de noviembre asistí a una conferencia dictada por Richard Elmore (ver foto), un profesor de Harvard, con el título «Reforma educativa y aprendizaje escolar». En realidad presencié sólo los últimos quince minutos de la conferencia pues diferentes circunstancias me impidieron llegar desde el inicio al edificio de la Secretaría de Educación Pública situado en la calle de Argentina, donde se realizó el evento. Pero en esos quince minutos, de hecho, en los últimos cinco, Elmore dijo algo que me hizo reflexionar sobre mí mismo, en tanto profesional de la educación y en tanto persona.

Richard Elmore

El conferencista comentó que procura regularmente emprender el aprendizaje de algo nuevo hasta llegar a tener un cierto dominio del tema. En algún momento estudió fotografía, logró dejar de ser un mero aficionado y ahora está tratando de pintar acuarela. Esta revelación personal vino a cuento a propósito de la explicación de sus ideas pedagógicas que alguien del público le solicitó. Expresó que, para él, el trabajo del maestro no consiste en transmitir conocimiento, pues eso ni siquiera es posible, sino en transferir el control del aprendizaje del maestro al estudiante. Esta idea, por supuesto, no es original, ni siquiera está expuesta de la mejor manera posible, pero lo importante es el papel que en la aplicación de esta idea juegan sus proyectos personales de aprendizaje. Iniciar el aprendizaje de temáticas de las que desconoce casi todo (por lo que necesita un maestro) le sirve a Elmore, al menos así lo entendí yo, para experimentar lo mismo que un estudiante, en especial, experimentar lo que le pasa a un maestro que está asumiendo el papel de estudiante cuando es parte de las acciones de reforma educativa que Elmore investiga y asesora.

Esta versión de la consigna «salario mínimo al presidente para que vea lo que se siente» me pareció una recomendación muy pertinente para todos aquellos que desde la docencia, desde la formación de docentes, desde la investigación o desde la administración educativa proponemos o hemos propuesto alguna vez que los estudiantes cambien sustancialmente, sobre todo para quienes creemos que los maestros mexicanos deben cambiar sustancialmente su práctica para que la educación de este país sea de calidad. Si no tenemos idea de lo que significa cambiar nuestra forma de ejercer una profesión después de años de hacerlo de otra manera, es decir, si no sabemos por experiencia propia lo que es aprender algo desde cero o casi cero, no podremos entender a los maestros que queremos cambiar. Lo bueno es que todos hemos tenido esa experiencia… varios años atrás. «Sólo» hace falta recordarla, volverla a vivir o hacer un ejercicio honesto de empatía con los maestros.

Pero esta confidencia de Elmore puede ser aprovechada al margen del quehacer educativo. Me parece una especie de aventura eso de aprender algo nuevo, de verdad nuevo. En lo personal, me gusta mucho aprender constantemente, pero debo reconocer que, al menos desde hace algunos años, aprendo principalmente sobre campos en los que ya me muevo con cierta fluidez, la mayoría de los cuales son parte de mi trabajo. Al pensar en aquellos momentos en los que he tenido que reacomodar ideas, habilidades y hábitos para hacerme de un nuevo conocimiento, recuerdo emociones muy fuertes, tanto de placer como de miedo, miedo que, al ser vencido se transformó en placer, en satisfacción. Quizá lanzarme de nuevo a una empresa de aprendizaje profundo me podrá proporcionar no sólo esas emociones, no sólo conocimientos útiles sino, espero, me permitirá mantener la mente despierta y el espíritu abierto a la comprensión de los procesos de aprendizaje de los demás. Ahora resta definir el tema al que se dirigirá ese proyecto.

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  1. #1 by Eleonora Rivera on 15 noviembre, 2010 - 9:16 am

    ¡Qué mejor forma de renovar lo que «sabemos» acerca del aprendizaje que aprendiendo nosotros mismos! Gracias por la información, yo también buscaré el tema en el que seré aprendiz. ¡qué emoción!

  2. #2 by Laura Guerrero on 15 noviembre, 2010 - 9:38 am

    Me parece que el reto de aprender algo nuevo es algo que, en lo personal, me interesa, en parte por lo que señalaba el conferencista sobre ponerse en los zapatos del otro, en este caso el estudiante, pero también porque en el camino se van dejando de lado algunas aspiraciones que nos movían en el pasado, deseos que guardamos para después porque no hay tiempo, no hay dinero, no hay fuerza para nada más. Creo que pensaré en qué me gustaría aprender en el 2011.

    • #3 by Humberto Rivera Navarro on 17 noviembre, 2010 - 7:00 am

      Gracias por dejar tu comentario. Ojalá cuando tengas tu tema y empieces tu aprendizaje nos comentes algo aquí mismo.

  3. #4 by Javier Rivera on 15 noviembre, 2010 - 7:34 pm

    En un magnífico cuento titulado «La Sala número 6», el autor del mismo -Antón Chéjov- describe a un viejo médico que por años, ha sido jefe (entre ótras áreas) de un pabellón para dementes en un hospital rural lleno de carencias.

    Casi desde los inicios de su jefatura, el viejo médico abandona su inútil lucha contra la negligencia, los abusos y la corrupción imperantes en ése lugar.

    Resignado, se limita a administrar los escasos recursos disponibles y evita -en lo posible- el trato con los demás empleados y con los pacientes e internos del hospital.

    Por intrigas y otros factores, el médico se ve súbitamente internado como paciente en el pabellón citado sin estar loco. A partir de ése momento y pese a sus protestas, sufre los mismos abusos, golpes y maltartos que por años han sufrido los demás internos del pabellón a manos de sus «cuidadores».

    Horrorizado, se asombra de su situación y de su incapacidad para salir de la misma. Su indiferencia a la situación de sus pacientes en el pabellón ejercida por tantos años, lo pagará muy caro a partir de su ingreso al mismo.

    Lo anteriror me vino a la cabeza, cuando comentas el saludable ejercicio que deberían hacer muchos maestros, al sentarse ellos mismos en un pupitre para aprender cosas totalmente nuevas para ellos. Y ejercer -de nuevo y temporalmente- el papel del alumno que parte de cero. Dicho de otra forma, ponerse en los zapatos de sus «clientes».

    • #5 by Humberto Rivera Navarro on 17 noviembre, 2010 - 6:55 am

      Gracias por el comentario, Javier. Buscaré el cuento.

  4. #6 by TINO on 27 diciembre, 2010 - 9:20 am

    El aprendizaje siempre será mayor cuando el estudiante
    recibe la guía del que temporalmente sabe más, y dependerá en parte
    del interés que tenga el propio alumno en querer dominar, o conocer
    en profundidad o solo por encima el conocimiento que se desea. El
    maestro debera reconocer el interés del alumno y alentarlo a
    conocer la utilidad del conocimiento en su vida diaria, cual es la
    aplicación practica de lo que está aprendiendo. El proceso
    requerira esfuerzo y paciencia, tanto del alumno como del maestro.
    Por parte el emprender diferentes cosas a lo que dominamos un poco
    más que los demás nos permitira valorar las actividades y productos
    de otras personas y con humildad reconocer la grandeza de cada uno.
    Un saludo…

    • #7 by Humberto Rivera Navarro on 27 diciembre, 2010 - 12:39 pm

      Me dio mucho gusto leer tu comentario, Jorge. Gracias.

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